Catedral Metropolitana de San Salvador

Historia

El sitio en que hoy se sitúa la catedral, en el centro de la ciudad de San Salvador, es el lugar en donde en el siglo XIX estaba la iglesia colonial de Santo Domingo, que fue destruida por un terremoto en 1873.

En 1888 se terminó una catedral de madera que sirvió como asiento de los arzobispos de San Salvador, en el solar que antes ocupó la iglesia anterior mencionada. Este templo fue consumido por un incendio, el 8 de agosto de 1951.

Frente a la catedral está ubicada la Plaza Gerardo Barrios de San Salvador, también conocida como Plaza Cívica; y en su costado occidental se levanta el Palacio Nacional. La catedral tiene una historia de tragedia y de renacimiento.

Para enero de 1878, el gobierno accedió a la solicitud presentada por la Junta Parroquial de San Salvador para que se le concediera el sitio que ocupaba el antiguo cuartel de Santo Domingo, con el objeto de aumentar la localidad en que debe edificarse la iglesia parroquial; el sitio, que pertenecía a la Municipalidad, se compró por la suma de 6,148 pesos.

En 1977, cuando el arzobispo Óscar Romero sucedió a monseñor Chávez, encontró los trabajos de construcción a mitad de camino. Él utilizó el templo en sus celebraciones dominicales, a pesar de que no estaba concluido. Allí pronunció la mayoría de sus homilías en defensa de los derechos humanos. Romero difirió la terminación de la catedral para financiar proyectos en beneficio de los pobres.

Bajo la planta de la catedral se encuentra un amplio espacio denominado como “la cripta”, en la que existen dos capillas. Justo debajo del altar del templo se encuentra el mausoleo del santo y mártir Óscar Romero, detrás del cual se encuentran los nichos que contienen los restos de obispos y arzobispos de la iglesia católica salvadoreña; y algunos laicos, entre ellos el de Enrique Álvarez Córdova.